Queridos Amigos:
La Escuela de Atenas, obra que data de 1511, representa la famosa Academia de Platón. El fresco fue creado por Rafael y se encuentra en la Stanza della Segnatura, en los Museos Vaticanos.
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Leonardo como Platón |
Podemos observar, en el centro de la composición, a dos hombres, uno ya anciano, Platón, el otro más joven, Aristóteles. Platón lleva en su mano izquierda ni más ni menos que El Timeo, y con la derecha apunta hacia el cielo, hacia el mundo de las ideas, patria del alma, verdadera realidad. Aristóteles lleva un libro de Ética (podría asegurar que de sus tres éticas, la que porta es la de Nicómaco) y con la otra mano apunta hacia el suelo, hacia este mundo, hacia la realidad. La postura de Platón representa, pues, su metafísica de ideas; la de Aristóteles encarna su realismo, su hilemorfismo. Quién de los dos tenía razón es algo que no me atrevo a decir, a pesar de que yo mismo me considero platónico.
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Miguel Ángel como Heráclito |
A la derecha de Platón, digamos a unos dos metros, si observan con atención encontrarán a Sócrates. Viste una toga verde y conversa con donceles. En primer plano, justo frente a Platón, apoyado en un bloque de piedra, vemos ni más ni menos que al gran Migue Ángel haciendo el papel de Heráclito.
En la esquina derecha, hasta abajo, hay un grupo de cuatro hombres. Dos de ellos sostienen globos terráqueos y uno más viste túnica y gorro blancos. Pues bien, el cuarto de esos hombres es el propio Rafael que se autorretrata para la posteridad.
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Rafael se autorretrata (primero a la derecha) |
La obra emula la disposición de la cena: a la derecha de Platón (¡cuyo rostro es el del mismísimo Leonardo da Vinci!) hay cinco personajes; a la derecha de Aristóteles hay seis, lo que nos da un total de once. Si contamos a los dos protagonistas principales obtendremos el número trece: Cristo y los doce apóstoles, vistos todos de frente. En fin, el fresco está lleno de personajes, algunos mitológicos, otros históricos: Minerva, Apolo, Zoroastro, Euclides, Pitágoras, etcétera.
Lo más sorprendente de todo, desde mi punto de vista, es la perspectiva de la composición. Créanme si les digo que son muy escasas las obras que podrían alcanzar la perfección de perspectiva que Rafael nos regaló en su Escuela de Atenas. El moderno concepto 3D es una nimiedad comparado con Rafael.
Si alguien tuviera la idea hoy en día de hacer un cuadro filosófico, no me imagino la Escuela de Frankfurt o la Escuela de Viena; ¡mucho menos la Escuela de Navarra! Imaginen una composición pictórica en la que Wittgenstein está a punto de cortarse las venas, Kierkegaard está a punto de arrojarse al vacío o Jean Paul Sartre está a punto de vomitar debido a la horrible náusea. Tal vez Heidegger saldría disfrazado de héroe viviendo su existencia auténtica. O quizá Simone de Beauvoir aparecería sodomizando al pobre Jean Paul hasta dejarlo bizco. Camus, sin duda, asesinaría a un árabe. Ni Maritain ni Gilson aparecerían en el cuadro, pues la idea les hubiera resultado pecaminosa. Se me dirá: ¿qué hacen Sartre o Kierkegaard en la Escuela de Viena, o de Frankfurt? Yo diría: ¿Qué hacen Heráclito o Zoroastro en la Escuela de Platón? En fin, aquí ni el ubi ni el quando tienen relevancia. Mejor nos quedamos con Rafael.
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Wittgenstein |
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Sartre |
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Camus |
Reciban todos un fuerte abrazo.
VReX