domingo, 3 de diciembre de 2017

El secreto de mi marido (The husband's secret)

Título: El secreto de mi marido (The husband's secret)
Autor: Liane Moriarty (Australia)
Editorial: Suma de Letras
Páginas: 448
Calificación: 




 No pierdas tu tiempo
 Solo para fans del autor o interesados en el tema
 Vale la pena leerlo
 Muy recomendable
 Absolutamente imprescindible



Hay cosas que es mejor no saber, porque una vez conocidas, es como abrir la Caja de Pandora. Cecilia Fitzpatrick, protagonista de esta novela, cruzó el umbral y desató las furias.

La novela de la escritora australiana Liane Moriarty (Sidney, 1966) tiene la dimensión de una tragedia griega: algo que sucedió casi tres décadas atrás, repercute en la vida de tres mujeres. El destino no se puede evitar y hay un inocente que pagará los pecados del pasado.

Sidney, Australia
Cecilia, protagonista principal, es una mujer de mediana edad, católica, felizmente casada y madre de tres lindas chicas. La familia Fitzpatrick vive una vida apacible y cómoda en un suburbio de Sidney… hasta que Cecilia descubre una carta escrita por su marido unos doce años atrás: una carta para leerse solo si él muriera. Como Pandora, Cecilia no resiste la tentación y abre la carta. Las consecuencias serán como un huracán que arrasará con todo a su paso.

¿Qué clase de secreto podría ser? No lo puedo decir, porque arruinaría la lectura de la novela. Pero, créanme, vale la pena averiguarlo. Como dice la leyenda en la portada de la edición estadounidense: «So good you won't be able to keep it to yourself» (tan bueno que no podrás mantenerlo en secreto: o sea, algo así como «el libro es tan bueno que querrás hablar de él con todo el mundo»).

Edición estadounidense
El final es trágico: estas tres mujeres, que sólo se conocen marginalmente y que en realidad casi nada tienen que ver entre sí, tendrán sus vidas sacudidas por la fatalidad. Nadie está libre de culpa ni de pecado, excepto una sola persona: con el sacrificio de esa persona quizá el karma hallará de nuevo equilibrio.

El texto de Liane Morierty es magnifico: uno no puede detenerse una vez que inicia: te puede sorprender el amanecer mientras lees sus casi cuatrocientas cincuenta páginas. Ahora comprendo por qué esta novela se mantuvo varias semanas en el número 1 de la lista de best sellers del New York Times.


Después de leer El secreto de mi marido me pregunto hasta qué punto uno conoce –si es que de verdad uno conoce– a su pareja; y me pregunto quién no tiene secretos que, una vez conocidos, pudieran cambiar las vidas de quienes le rodean. 

Hay verdades que es mejor no saberlas nunca.

Liane Moriarty

Venus Rex

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Dario Fo: La hija del papa. Lucrecia Borgia bajo la mirada de un Premio Nobel

Lucrecia Borgia, la hija del papa
Dario Fo
Editorial Siruela, 274 pp.
Calificación: 




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Son muchos los libros que tienen como tema a la familia Borgia. ¿Qué tiene de diferente el de Dario Fo?

En primer lugar, se trata de una obra literaria escrita por un premio Nobel.

En segundo lugar, es un libro que combina el género biográfico, el ensayo y la novela, mezcla de ficción y no ficción, con una fuerte dosis de drama teatral, pues hay que tener muy presente que Dario Fo fue un hombre de teatro, no sólo dramaturgo, sino también actor y escenógrafo.

En tercer lugar, porque, a diferencia de otros títulos, el de Fo se centra en la figura de Lucrecia Borgia, y no tanto en la figura de su padre, el papa Alejandro VI, o de su hermano César. Los diferentes títulos generalmente llegan a su fin con la muerte del papa. Lucrecia sobrevivió a su padre más de quince años, así que la muerte del papa no es la culminación del libro, sino sólo un episodio.

Y, finalmente –y yo creo que este es el punto más importante–, el texto de Dario Fo no es un libelo infamatorio. Fo se cuida de no caer en lugares comunes y de no repetir los supuestos crímenes y depravaciones de la familia Borgia.

Escena que recrea el supuesto incesto entre César y Lucrecia Borgia.
(The Borgias, 2011)
Según Dario Fo, Lucrecia Borgia (1480-1519) no fue el monstruo que muchos retratan. Se le ha acusado de cometer incesto, tanto con su padre como con su hermano César; de practicar la brujería y las artes del envenenamiento; de ser extremadamente lujuriosa y frívola y de tener una cantidad incontable de amantes.

Lo cierto es que Lucrecia fue una mujer muy ilustrada, que leía desde pequeña en griego y en latín, que era profunda conocedora de las artes, que amaba la poesía, y que tenía un talento político y diplomático fuera de discusión. Claro que sirvió a los intereses de su familia, como es de esperarse de cualquier persona, pero también sirvió y fue leal a la familia de su último esposo, los d’Este de Ferrara. Sobre las acusaciones en el sentido de que Lucrecia hubiese cometido incesto equiparado con Francesco Gonzaga (esposo de su cuñada Isabella d’Este), Fo las considera infundadas; el único amante que sí efectivamente tuvo Lucrecia fue el poeta y diplomático Pietro Bembo.

Póster de la serie de televisión de 2011

Era común que sobre el papa en turno se construyera una leyenda negra. Rodrigo fue el segundo papa de la familia valenciana, y el más infamemente recordado. Se sabe que antes de acceder a la silla de San Pedro tuvo una mujer y procreó varios hijos con ella: Juan, César, Jofre y Lucrecia; se sabe también que, ya siendo papa, no sólo no dio fin a su relación con su mujer, Vanozza dei Cattanei, sino que se hizo de una muy joven amante, Giulia Farnese, por cierto esposa de un miembro de la familia Orsini; se sabe que practicó el nepotismo, cosa por demás común en la época, nombrando a su hijo César, primero cardenal y luego Confaloniero, es decir, jefe militar de los Estados Pontificios; y se sabe que actuó como un príncipe temporal, intrigando, ordenando asesinatos, concertando alianzas, más que como el pastor de la Iglesia. Sin embargo, las acusaciones de incesto y otras depravaciones no tienen sustento. Lo único que existe son rumores. Era común que las familias rivales se valieran de la propaganda negra para atacarse entre sí. Desde luego no estoy diciendo que la familia Borgia hubiese sido un modelo de virtud, nada más lejos de la realidad, pues también se sabe de la posible participación de César en el asesinato de su hermano Juan, y de la planeación, junto con su padre, el papa, del asesinato del segundo esposo de Lucrecia, Alfonso de Aragón.


Hilliday Grainger y Fraçois Arnaud dan vida a Lucrecia y César Borgia

La hija del papa es un libro que hay que leer. Mucho más sobrio e imparcial que La Roma de los Borgia, de Apollinaire, o que Los Borgia, de Mario Puzo –que son las otras dos obras literarias que he leído sobre el tema–, el texto de Dario Fo nos presenta una Lucrecia fascinante, en extremo hábil e inteligente, de la cual todo mundo se enamoraría; amén de su ya proverbial belleza, que los artistas e intelectuales de la época reconocieron.

Venus Rex
Dario Fo, Premio Nobel de Literatura 1997

lunes, 30 de octubre de 2017

La era de la ansiedad: El grito, de Munch

The Scream Munch Venus Rey Jr
Primera versión de El grito (1893). Óleo, temple y pastel sobre cartón. 91cm x 73.5cm.

Edvard Much escribió: 

«Enfermedad, locura y muerte fueron los ángeles negros que vigilaron mi cuna.» 

El pintor pudo plasmar en sus cuadros este sentimiento de ansiedad, y quizá El grito (Skrik, en noruego) sea la máxima expresión de ello.

Hace unos años, en 2012, un empresario estadounidense compró una de las cuatro versiones de El grito por una cantidad astronómica: casi 120 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los cuadros más caros de la historia.


Pero, ¿qué es El grito?

El grito es la obra más famosa de una serie de cuadros que Munch denominó El friso de la vida: un poema sobre la vida, el amor y la muerte. Planeó esta serie desde inicios de los 1890’s, cuando residía en Berlín. En la serie aparecen obras como La tormenta, Luz de luna, Rose y Amelie, Madonna, Vampiro… y, claro, El grito.

Pero El grito no es un cuadro, sino cuatro:

  • ·     La primera versión, de 1893; hace uso de técnicas mixtas: óleo, temple y pastel sobre cartón. Se encuentra en la Galería Nacional de Oslo.
  • ·     Una segunda versión, también de 1893, que emplea sólo pastel y que se exhibe en el Museo Munch de Oslo.
  • ·     La tercera versión, que es la que subastó Sotheby’s, es también un pastel y data de 1895. Pertenece a la colección privada de Leon Black.
  • ·     Finalmente, una cuarta versión en óleo, de 1910. Se encuentra en el Museo Munch.


El grito es uno de los ejemplos más conocidos de arte expresionista. Esta corriente se caracteriza por distorsionar y exagerar los trazos con la finalidad de lograr un impacto en la emoción. El expresionismo busca golpear las emociones del observador, de una manera brutal, si es posible. No se trata de que el observador disfrute el arte, digámoslo así, sino de que quede cimbrado, que sucumba al golpe devastador que supone la obra. Para alcanzar este fin, el expresionismo llega a valerse de la fealdad y de lo grotesco.

El expresionismo es sumamente psicológico y subjetivo: el artista expresa sus miedos, sus ansiedades, sus traumas y los proyecta como miedos, ansiedades y traumas de la propia civilización: así como el artista se desmorona en su propia desgracia, así la civilización sea cae a pedazos sobre sus propios fundamentos. Sin duda Munch es uno de los representantes más conocidos de esta corriente.

Me parece que la mejor explicación de El grito es la del propio Munch:

«Una tarde caminaba yo por un sendero, la ciudad estaba a un lado y abajo había un fiordo. Me sentí cansado y enfermo. Me detuve y miré por encima del fiordo: el sol se estaba poniendo y las nubes adquirían un color rojo sangre. Sentí un grito pasando a través de la naturaleza. Me pareció escuchar ese grito. Pinté el cuadro y pinté las nubes como sangre verdadera. El color chilló: así nació El grito


Edvard Munch (1863-1944)
Poco antes de la última versión de El grito, Munch sufrió un severo colapso mental: demasiado alcohol, presiones y un affair amoroso que fracasó. Decidió regresar a Noruega para recuperarse y ahí escribió algo sorprendente:

«No abandonaría nunca mi enfermedad. Mucho de mi arte se debe a ella.»

El artista está consciente de su locura y de su genio; sabe que este último no puede subsistir sin la primera.

Munch se concebía a sí mismo como un alguien que disecciona almas, y en eso puede resumirse su credo artístico:

«Así como Leonardo da Vinci estudió la anatomía humana y diseccionó cuerpos, así yo intento diseccionar las almas.»

Y vaya que lo logró.

Venus Rex

jueves, 27 de julio de 2017

Charlize Theron y la Guerra Anglo-Boer

La Guerra de los Bóers en menos de un minuto
Cápsula Histórica



Fanáticos de la Selección de Holanda
 Desde el siglo XVII muchos holandeses se instalaron en lo que hoy es Sudáfrica. Por lo general pertenecían a congregaciones evangélicas muy estrictas y excluyentes que no se mezclaban con otros colonos europeos, aunque fueran blancos.

Los holandeses sudafricanos eran conocidos como afrikáners o Bóers. Mantuvieron una identidad y desarrollaron un dialecto derivado del holandés. Encerrados en sí mismos, fundaron aldeas y ciudades en las que no admitían a ningún extranjero.


Fanáticos de la Selección Inglesa
En 1815 los británicos se hicieron con el control total de Ciudad del Cabo. Los holandeses se fueron al norte, enfadados del cosmopolitismo y las ideas, para ellos progresistas, de los ingleses. Fundaron, un poco más al norte, tres entidades: Orange, Transvaal y Natal. Los británicos se anexionaron Natal en 1843 y los holandeses se parapetaron en las otras dos provincias. Así se mantuvo un endeble equilibrio hasta que los británicos intentaron anexionarse Transvaal y Orange cuatro décadas después. En 1880 estalló la primera guerra anglo-bóer, en la que resultaron victoriosos los holandeses. La victoria y la amenaza constante del imperio británico los volvieron aún más cerrados y chauvinistas.

Casi veinte años después, en 1899, los británicos lo intentaron de nuevo, esta vez con éxito. En 1902 derrotaron definitivamente a los Boers, aunque les concedieron cierta autonomía, lo que a la postre engendraría el terrible apartheid. Pero esa es otra historia.

 

A propósito, la actriz sudafricana Charlize Theron es descendiente de Bóers. Uno de sus ancestros, Daniel Theron, fue héroe afrikáner en la segunda guerra anglo-bóer. Aquí la vemos en una escena del film «2 Days in the Valley».

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Venus Rex

lunes, 24 de julio de 2017

Poética del Sexo: el Cantar de los Cantares de la literatura lésbica. Un relato de Jeanette Winterson

Poética del Sexo (Poetics of Sex)

Un relato de Jeanette Winterson
Ebook editado por Random House
Calificación: 




 No pierdas tu tiempo
 Solo para fans del autor o interesados en el tema
 Vale la pena leerlo
 Muy recomendable
 Absolutamente imprescindible


Poética del Sexo es un relato bellísimo que nadie debería perderse. Aparece en el volumen de relatos cortos «The World and other places», publicado en 1998. Como escribe Diana L. Swanson, profesora en los departamentos de Woman’s Studies y Literatura de la Nothern Illinois University: 

«Combina Monique Witting, Emily Dickinson, Gertrude Stein, Marilyn Hacker y el Cantar de los Cantares del rey Salomón, y tendrás una idea de la pasión, la exuberancia del lenguaje, la inventiva literaria y la intensidad metafórica de este texo…»

Kiss, fotografía de Tanya Chalkin
Debo confesar que cuando lo leí quedé totalmente sacudido. No sabía ya para dónde voltear. La belleza del lenguaje me arrobó, me sumergió en el delicioso placer de las palabras y me llevó hasta la bóveda celeste para que, literalmente, me quedara viendo las estrellas.

Poética del Sexo es un relato breve. Se lee en menos de media hora. Pocos textos tan efectivos para mostrarnos la maravillosa sexualidad de las mujeres que se sienten atraídas por mujeres. Después de leer Poética del Sexo creo que el mundo de ellas es mucho más hermoso, sutil y precioso que el nuestro.


Poética del Sexo es un monólogo en donde la autora británica se desdobla e inicia una charla a modo de entrevista en la que da respuesta a varias preguntas:


¿Por qué te acuestas con chicas?
¿Cuál de vosotras es el hombre?
¿Qué hacen las lesbianas en la cama?
¿Naciste lesbiana?
De nuevo: ¿Naciste lesbiana?
¿Por qué odiáis a los hombres?
¿No tenéis la sensación de que os falta algo?
De nuevo: ¿Por qué te acuestas con chicas?



No la respuesta que en un nivel primario muchos esperarían. No. Las respuestas son poéticas y están llenas de pasión, de metáfora y de belleza. Aquí es donde me queda clara la relación que hace la profesora Swanson con el Cantar de los Cantares. En un nivel ordinario, un lector descuidado podría incluso pensar que las respuestas no tienen nada que ver con las preguntas. Las respuestas están en las palabras, pero también detrás de ellas, entrelíneas, en la alegoría, en las inflexiones, en la casi insoportable belleza del discurso. Demasiada belleza hace daño a espíritus vulgares.

Jeanette Winterson nos comparte estas respuestas mientras nos narra la relación que tiene con Picasso, el nombre en clave de su amante mujer.

Para muestra un botón:

«Lo que contiene el pequeño espacio entre mis piernas no es ni tu artística lengua ni ninguna otra de las piezas que tocas a voluntad, sino el universo que bajo las sábanas creamos juntas.»




Quien tenga prejuicios en contra de las lesbianas, estoy seguro que después de leer este relato se sentirá estúpido: estúpido por su necedad y porque no va a entender nada. Quien tiene prejuicios en contra de estas mujeres demuestra que muy difícilmente podría entender la belleza en general y la belleza de este texto en particular.


Veamos este otro pasaje, que podría hasta resultar blasfemo para la susceptibilidad conservadora y religiosa, pero que es inquietantemente cierto y hermoso porque revela ese universo; un universo que, dada mi condición de hombre, jamás podré entender a cabalidad –y eso, créanme, para mí es motivo de congoja–:

«Al hacer el amor creamos un diccionario de palabras prohibidas. Somos palabras, frases, historias, libros. Tú eres mi Nuevo Testamento. Somos el Evangelio la una para la otra, yo soy tu anunciación, tu revelación. Tú eres mi san Marcos, con el león alado a tus pies. Serás mía, también el león, me encabritaré debajo de ti hasta que aprendas a montarme. No me claves demasiado esas espuelas. Este amor lexicográfico no resulta demasiado sencillo. Cuando te hayas metido en mis profundidades, yo terminaré a mi vez, y tú serás para mí marido y mujer, y yo seré lo mismo para ti.»

Y más adelante:

«Mis sentimientos por ti son bíblicos. Es decir, intensos, temerarios, arrogantes, desenfrenados y totalmente indiferentes al devenir del mundo. Luzco mis heridas sangrantes, loca de pura certeza. El Reino de los Cielos está dentro de ti, Picasso. Bendita seas.»

¡Dios, mío! Después de estas páginas, uno no puede ser el mismo –o la misma–. Me pregunto si muchos de los que santifican su amor y lo elevan a una dimensión sacramental, en realidad se aman con la fuerza y la plenitud que nos expresa este relato. No sé.


En fin, no pueden perderse Poética del Sexo. Desde hoy soy fan absoluto de Jeanette Winterson.

Venus Rey Jr (Venus Rex)
Jeanette Winterson