La Noche Estrellada fue el décimo primer envío. Gustó mucho. Espero que ustedes lo disfruten.
Queridas amigas, queridos amigos:
Se ha dicho, no sin razón, que Vincent van Gogh (1853-1890) fue uno de los primeros mártires del arte moderno (Ingo F. Walther, Vincent Van Gogh. Visión y Realidad; Benedikt Taschen, Köln, 1990). En efecto, durante toda su vida fue incomprendido y despreciado: por las mujeres, por la gente común que lo rodeaba, por sus amigos, y, especialmente, por los críticos y merchantes de arte. (Para consuelo nuestro, no conozco ningún monumento en honor de algún crítico o merchante). Se puede decir que el triste Vincent fue el prototipo de lo que la sociedad burguesa posmoderna denomina (incluso hoy en día) "fracasado".
Nuestro Vincent fue un hombre cuyos desórdenes emocionales le permitieron ver lo que pocos se atreven a ver (entre ellos Nietzsche): la terrible realidad de la realidad, el mundo mostrando la peor de sus caras, la corrupción erigiéndose como señora del mundo. Y no obstante, su visión de artista y su pincel de alguna manera redimieron (a diferencia de Nietzsche) esa terrible realidad: introdujo orden al caos, dotó de belleza a la fealdad, convirtió en sueños las pesadillas, construyó un mundo propio, maravilloso y sublime. Profeta de nuestros tiempos, Van Gogh decía: "En mi trabajo arriesgo mi vida y por su causa mi razón se ha hundido a medias."
La Noche Estrellada es un excelente ejemplo para conocer la visión del artista. Algunos podrán ver simples bolas de colores vivos y trazos ondulantes. Otros verán una simple extravagancia personal del autor. Pero, ¿qué vemos en el cuadro? ¿Saint-Rémy bajo las estrellas en una noche de verano de 1889? No. Vemos el cosmos desplegándose ante nuestros propios ojos, la ansiedad del hombre por lo Infinito, la fuerza creadora del universo, la dialéctica que se engendra entre una ciudad dormida y el artista que penetra las fuerzas de la naturaleza para ofrecerlas como néctar precioso a unos hombres que no ven más allá de sus narices, hombres dormidos que viven en la inmediatez. Lo que se ve en el cuadro no es lo que sucede en la tierra, sino lo que sucede en el cielo. Si no vemos bien esta obra corremos el peligro de ser uno de aquellos hombres que ignoró y despreció a Van Gogh. La Noche Estrellada no es un paisaje, ni un retrato de Saint-Rémy; es más, ni siquiera es un simple cuadro. No. ¡La Noche Estrellada es una revelación! Dichoso aquel que lo comprenda.
Van Gogh tuvo razón cuando dijo: "Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el día en que la gente reconozca que valen más que el dinero que costaron los colores para pintarlos." Esto muy bien lo saben los señores de Christie's y Sotheby's. Es muy fácil y cómodo reconocerlo ahora. Parece que el ser artista implica sufrimiento.
En fin, la belleza salva, ¿o no?
Reciban todas y todos bendiciones.
Su amigo,
VENUS REX
Enorme Venus!
ResponderEliminarwow venus!!! me encanta saber de tí y ver que seguimos conectados con el arte!
ResponderEliminarclaudia lugo
Maravilloso, Simplemente Maravilloso.
ResponderEliminarTe Felicito por estó y más por por que soy un fan de todo lo que Starry Night representa
FElICIDADES!!!!
Maravilloso, enriqueces mi decisión de elegir esta pintura como mi favorita, gracias.
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