martes, 11 de mayo de 2010

No. 14 Ecce Ancilla Domini. Una virgen asustada.

Para celebrar el día de las madres, qué mejor que un cuadro de la Virgen. Y no un cuadro cualquiera, sino uno cargado de simbolismo.  Ecce Ancilla Domini, de Rosseti. Por cierto, en España llaman Tocólogo al médico que nosotros llamamos ginecólogo. Y muchos creen que es "tocólogo" porque "toca". No. La palabra madre en griego es Tokos. Feliz día de las madres.


Estimadas amigas, queridos amigos:

Gabriel Dante Rossetti, pintor y poeta inglés, fue uno de los principales miembros de la fraternidad de los prerrafaelistas. Hacia 1850 pintó la peculiar Anunciación que ahora les presento.

Emulando el antiguo arte, el cuadro carece de perspectiva, tal como solía hacerse en la pintura medieval. La falta de punto de fuga dota al cuadro de cierta inestabilidad surrealista. Desde mi punto de vista, lo más sobresaliente de Ecce Ancilla Domini es la actitud de María. Véanla bien. Está asustada, indecisa. Recoge sus pies y los sube al lecho temiendo que el fuego del ángel la queme. No es la María de otras anunciaciones: segura, sublime, majestuosa. Por el contrario, esta niña tiene la mirada perdida y está llena de dudas. Su rostro revela tristeza, miedo y resignación, a pesar de la presencia del Espíritu Santo representado por la paloma. Las flores que sostiene el ángel están vertidas al modo líquido sobre la estola roja. Presagian dolor. El lirio es símbolo de pureza y virginidad, y también de Cristo. De ahí que el fondo rojo de la estola causa inquietud; parece que el lirio (Cristo) se diluye en la sangre.

En fin, una Anunciación que rompe con los esquemas tradicionales.

La figura de María (Teo Tokos) nos señala la altísima y noble posición de la mujer en el mundo. Sin duda un tema digno de ser pintado.


Venus Rex

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