martes, 17 de enero de 2012

Libros No. 1 Lo bello y lo triste, de Kawabata.

Lo bello y lo triste
Yasunari Kawabata
Emecé, 202 p.
Calificación:  


 No pierdas tu tiempo
 Solo para fans del autor o interesados en el tema
 Vale la pena leerlo
 Muy recomendable
 Absolutamente imprescindible


Lo bello y lo triste es una novela de Yasunari Kawabata escrita en 1964. Como sabemos, Kawabata recibió el Premio Nobel de Literatura en 1968 y unos años después, en el apogeo de su fama, se quitó la vida sin dejar explicación alguna.

Los temas de esta novela son el amor, los celos, la desesperación, la obsesión y, principalmente, la venganza.

Los personajes son:
  • Oki Toshio, famoso escritor.
  • Otoko Ueno, pintora en ascenso, radicada en Kyoto, ex-amante de Oki.
  • Keiko, discípula y amante de Otoko.
  • Fumiko, esposa de Oki.
  • Taichiro, hijo de Oki y Fumiko

Oki desea ir a Kyoto y escuchar las campanas de año nuevo en el templo. Sabe que ahí vive Otoko, su antigua amante, y quiere verla. Veintitantos años antes, Otoko, que en aquel entonces tenía dieciséis, concibió un bebé con Oki, que tendría unos treinta. Como era un hombre casado, Oki no asumió ninguna responsabilidad. Por el contrario, se marchó. Otoko perdió al bebé y, en su desesperación, su salud mental quedó arruinada, razón por la cual tuvo que pasar una temporada en el psiquiátrico.

Otoko y su madre buscaron una nueva vida en Kyoto. Con el paso de los años, la joven se inició en la pintura y llegó a consolidarse como una respetada artista. Más tarde apareció Keiko, chica poseedora de una belleza extraordinaria, y se convirtió en discípula y amante de Otoko. En el momento en que vuelve a aparecer Oki, ya es un hombre maduro que rebasa los cincuenta y Otoko es una bellísima mujer de treinta y nueve que tiene la obsesión de pintar un cuadro, en recuerdo de su bebé perdido, que llevará por título La ascensión de un infante.

Muestra de la caligrafía de Kawabata

La relación entre maestra y discípula es inquietante. La joven está dispuesta a hacer lo que sea por su maestra. La venganza que emprenderá ¿será por celos o por justicia? Se valdrá del amor y de la seducción para manipular a Oki y a Taichiro. En pleno acto sexual con Oki, Keiko gritará el nombre de Otoko. En todo caso, quien debe estar celosa es Otoko, según Otoko misma sugiere. La pintora no está de acuerdo con la venganza y pide a Keiko que se abstenga. Pero el drama ya no tiene regreso. Al estilo de una tragedia griega a la japonesa, ni Otoko ni Oki, ni Fumiko ni Taichiro, serán capaces de detener los acontecimientos. Keiko está obsesionada con vengar a Otoko y no descansará hasta conseguirlo.
¿Obedece esta venganza a un legítimo deseo de reivindicación, o bien al hecho de que Otoko sigue enamorada, después de tantos años, de Oki? ¿Será que Keiko no pude soportar que su amada maestra esté enamorada de un hombre? Más aún, el primer éxito literario de Oki fue la novela Una chica de dieciséis, en donde narra muy fielmente los hechos y las circunstancias de su amor con Otoko. La novela resultó ser un éxito y dio a Oki fama y dinero. Fumiko, su esposa, tuvo que soportar la humillación de transcribir la novela, pero al mismo tiempo se ha beneficiado y vivido de las ganancias económicas que ha producido. Taichiro, que tiene más o menos la misma edad que Keiko, ha tenido una vida cómoda y ha recibido una excelente educación gracias a esas ganancias, y así las cosas, en cierto modo están en deuda con Otoko, a quien, por cierto, Fumiko odia.

Cartel del film francés basado en la novela de Kawabata
Los triángulos amorosos quedan definidos: por un lado, Oki-Otoko-Keiko, y por otro Oki-Taichiro-Keiko. Así como el bebé malogrado fue la inocente víctima de los amores de Oki y Otoko, así Taichiro será el cordero con cuya vida se consumará la venganza: Keiko seduce a Taichiro y lo lleva a un lago. La escena del accidente no es narrada. El lector se entera al final que Keiko está en el hospital, ilesa del accidente, y que son muchos los botes que buscan a Taichiro, quien, seguramente, estará ahogado. La escena final de la novela reúne a todos en torno a Keiko: Fumiko increpa a Otoko y le atribuye la desaparición de Taichiro; Oki de algún modo se sabe ajusticiado. Es el karma: todo en esta vida tiene consecuencias, y nadie tiene el poder de evitarlas.

En el clásico estilo japonés –y Kawabata es un verdadero maestro en esto–, la novela está llena de narraciones poéticas, de evocaciones nítidas y bellas, y de detalles muy sutiles. Las descripciones de Kyoto, de sus jardines y templos, son fantásticas. Hay también un erotismo extraordinario, muy distinto al erotismo occidental que, en ese sentido es más explícito y burdo. El erotismo japonés es muy fino, casi imperceptible, suave, poético: un pie que se revela, un kimono que se ajusta, un pezón, un beso. Las escenas de sexo lésbico son mágicas. Hay metáforas profundas y llenas de sabiduría, como esta, en la que Kawabata explica el tiempo mejor que cualquier filósofo (p. 161):

Kawabata con la actriz Iwashita, en 1963
“El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río, hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos, pero el tiempo humano difiere con cada persona. El tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo.”

Y más adelante:

“Las corrientes del tiempo nunca son iguales para dos personas, ni siquiera cuando son amantes…”


En fin, Lo bello y lo triste es una novela memorable. En efecto, está llena de belleza y de tristeza.



Reciban todos un fuerte abrazo.
VenuS ReX

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