jueves, 9 de febrero de 2012

No. 72 La Venus de Boticcelli. El primer desnudo a gran escala desde los romanos.

Título: La Nascita di Venere (El Nacimiento de Venus)
Autor: Sandro Botticelli (italiano; n. 1444, Florencia; m. 1510, Florencia)
Fecha de composición: circa 1484.
Técnica: Óleo sobre tabla.
Dimensiones aproximadas: 179 x 280 cm.
Lugar de residencia: Gli Uffizi, Firenze.


Queridos amigos:

Para no quitar el dedo del renglón, he decidido continuar con el tema de la divinidad femenina en el arte. Qué mejor oportunidad para introducir un icono del arte occidental. No se trata de una Madonna, sino de una Venus.

El nacimiento de Venus, por Sandro Botticelli


Quienes saben del tema, saben que Venus, mi hermosa y conspicua tocaya, representa simbólicamente mucho más de lo que uno estaría dispuesto a admitir. De hecho, esta figura pagana recorre un camino paralelo al de la Madonna (no me refiero a la chica material), en el arte renacentista. Y la razón es hasta cierto punto simple. En los tiempos de Botticelli, Florencia atravesaba un período muy rico en ideas. Se desarrolló el neo-platonismo, y, según sus postulados, la belleza ideal podía representarse tanto con una Madonna como con una Venus.

Este cuadro es el primer desnudo a gran escala desde los tiempos del arte pagano de Roma. Estamos hablando de más de mil años sin desnudos significativos en el arte occidental, lo cual es una monstruosa calamidad. Por fortuna Botticelli apareció, patrocinado por los Medici (el Magnífico sabía muy bien cómo gastar su dinero), para remediar la situación y dar un giro al arte. El cuadro que ahora tienen ante su vista es uno de los iconos del arte universal. Imposible no conocerlo. Muestra a la diosa Venus en el momento de su nacimiento, en Chipre. La leyenda dice que la diosa salió de la espuma del mar con todo su esplendor (la espuma proviene del semen y de la sangre de Urano, el dios castrado por su propio hijo; ese hijo es Cronos... etcétera...).

Retrato de Simonetta, por Botticelli
La belleza de esta mujer no tiene parangón. He leído versiones según las cuales una tal Simonetta Vespucci sirvió de modelo en este y otros cuadros de Botticelli (la belleza ideal: Simonetta puede ser vista como Venus o como María). Era esposa de un famoso médico florentino relacionado con los Medici y los neo-platónicos. Sé de fuentes que dicen que el hermano menor del Magnífico fue amante de esta Simonetta. También he visto algunas versiones que dicen que el mismo Sandro Botticelli fue amante de esta mujer. Lo que no cabe duda es que Simonetta era la mujer más bella de Florencia, tanto que Botticelli la hizo inmortal, como si se tratase de una idea platónica, al ponerla en el lienzo. Efectivamente, Simonetta se ha constituido como el paradigma de la belleza en occidente. ¡Wow! Por desgracia murió muy joven, de una semana a otra, víctima de una infección. Estoy seguro que si la hubiera conocido Savonarola –que por aquel entonces comenzaba a causar dolores de cabeza en Firenze– las cosas con este dominico hubieran sido totalmente diferentes. Pero esa es otra historia.

El temible Savonarola. Tan temible que hizo temblar al mismísimo papa Borgia.

Así que ya saben, queridos amigos: el icono de la belleza occidental no es Kate Moss, ni Bar Rafaeli, ni Heidi Klum, ni Naomi Campbell, ni ninguna de esa pléyade de mujeres delgadas; el icono de la belleza occidental es la Venus de Botticelli.


Kate Moss

En fin, una obra espléndida.
Reciban todos un muy caluroso abrazo.
VENUS ReX


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