Título: Dánae
Autor: Gustav Klimt
Fecha: 1907
Dimensiones: 77 x 83
cm
Residencia: colección
privada
Escena del film "Clash of the Titans": Dánae amamanta a Perseo. |
Muchos conocen el film
“Clash of Titans”, de 1981, protagonizado por sir Lawrence Olivier. Y si no
están familiarizados con esta película, tal vez sí conozcan el remake que en 2010 realizó la Warner Bros.
Sir Lawrence Olivier como Zeus |
El tema es
el mito de Perseo: el rey de Argos es informado por el oráculo que el hijo de
su hija le matará y entonces no tiene más remedio que encerrar a Dánae, su
hija, en un calabozo o torre de bronce. La mujer es hermosa –su tío alguna vez
yació con ella– y Zeus, muy sensible a la belleza, no puede resistir la
tentación. Para unirse sexualmente a ella, el dios se convierte en lluvia de
oro, la penetra y juntos conciben a Perseo. Al nacer, el rey, temeroso del
oráculo y creyendo que el padre es su hermano y no Zeus, introduce a su hija y
a su nieto en una arca y los lanza al mar. Claro, Zeus no podría dejar
abandonado a su hijo y a su amante, así que pide a Poseidón, dios del mar, que
los conduzca a tierra sanos y salvos. Y el mito sigue y, como es normal, el
oráculo se cumple.
Lo que me interesa
destacar es el momento en que Zeus se une con Dánae: la lluvia de oro. El
erotismo es muy potente y explícito. ¿Por qué se ha convertido el dios en
lluvia de oro? ¿Tiene esto alguna connotación que deba leerse entre líneas?
En los albores de la
civilización griega existió un ritual a través del cual había una unión
simbólica entre el sol y la luna. Este ritual debió practicarse con la unión
sexual de un hombre, que representaba al sol, y una mujer, que representaría a
la luna. De esta unión nacía el año nuevo. Este ritual seguramente persistió y
se fue incorporado en el mito de Perseo: Zeus se convierte en la lluvia de oro,
es decir, el sol, y fecunda a la luna, Dánae.
El momento que pinta
Gustav Klimt (fundador de la Secesión vienesa) es el más intenso. Si observan
con atención, la mujer está en total éxtasis: su pezón está erecto, su rostro
revela arrobamiento y los dedos están contorsionados a causa de las sensaciones,
todo ello en el momento en que la lluvia de oro, torrente líquido que contiene
la semilla de la vida –observen los motivos blancos–, se vierte y llena su
sexo.
Dicho en otras palabras, Klimt nos regala ese raro momento en donde los
dos participantes de la relación sexual coinciden en la culminación: él
eyaculando y ella experimentando un tremendo orgasmo, instante único de amor y
de placer que los hace Uno y los aproxima a la divinidad. Klimt es un verdadero
maestro del erotismo.
Y ya ni hablar de las posibles
connotaciones urinarias –golden rain, golden shower– de las que, sin lugar a dudas, el pintor
vienés tendría conocimiento. Pero esto ya es especulación.
Los invito a que
disfruten esta magnífica obra de arte.
Un abrazo a todos.
Venus ReX
Felicidades por el artículo, me ha gustado mucho.
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