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domingo, 21 de octubre de 2012

Kate Moss desnuda, por Lucian Freud. Desnudez brutal

Naked Portrait 2002


Título: Naked Portrait 2002
Autor: Lucian Freud (UK, 1922-2011)
Técnica: óleo sobre tela
Residencia: colección privada
Medidas: 152.7 x 122.2 cm

Retrato de Kate Moss, por Lucian Freud

En “Naked Portrait 2002” vemos a una mujer desnuda y embarazada. Se trata de la muy famosa top model británica Kate Moss. El pintor, ni más ni menos que Lucian Freud, uno de los nietos del gran Sigmund Freud. Esta obra fue subastada en Christie’s y adquirida por una cantidad superior a los 7 millones de dólares. Si bien no es la obra mejor vendida de Freud (Benefits supervisor sleeping superó los 33 millones de dólares), por tratarse de un retrato de Kate Moss, sí es una de las más conocidas, al menos para el gran público.

Kate Moss Lucian Freud Christie's Subasta
Subasta en Christie's
 Hablar de las cantidades millonarias que se pagan por una obra de arte no deja de ser una frivolidad. Y si a esto añadimos el glamour del mundo de las top models, verdaderamente nos internamos en el sancta sanctorum de lo que suelo denominar la “Era del látex”, que no es otra cosa que lo que Lipovetsky llama “El imperio de lo efímero”. Todo esto no deja de ser anecdótico. Lo importante es que estamos frente a una gran obra de arte, y no importa si es Kate Moss o una chica desconocida; lo que realmente importa es que se trata de una obra bien lograda que ilustra el arte figurativo contemporáneo.

Kate Moss desnuda y embarazada
Kate Moss próxima a dar a luz
Retrato de Kate Moss subastado en Christie's
 Lo primero que observamos es la disposición de la obra: está en diagonal y no ocupa toda la superficie del lienzo. Esos bordes vacíos nos dan la impresión de que el cuadro no está del todo terminado. La posición de Kate Moss, aún cuando tiene las piernas abiertas y muestra su sexo, no es lúbrica, sino cómoda; un cierto confort desembarazado. Y aquí esta última palabra resulta divertida, pues sabemos que la modelo pasó embarazada. No es que a Freud lo tuvieran obsesionado las curvas, como a Botero, pero tampoco era muy afecto a los cuerpos enjutos. De hecho la misma Kate Moss dijo en alguna entrevista que le gustaría posar para Lucian Freud. Casualmente el pintor leyó este deseo en alguna publicación, se puso en contacto con la modelo, y, bueno, he aquí el resultado.

El mundo de Kate Moss es el mundo de la belleza artificial, de la frivolidad, del glamour y de lo efímero, y en realidad poco o nada tendría que ver con el arte. Y es aquí donde el cuadro nos sorprende, porque retrata la desnudez de una forma brutal –esta es la impronta de Freud–. Tan brutal que parece hiperrealismo, no es el sentido de la corriente hiperrealista, sino en el sentido que es tan real que casi se sale del cuadro. Vaya, es como si dijera que una bala pintada en un cuadro es tan real que casi me mata; así este cuadro impacta mis sentidos y mi percepción.

Kate Moss y Lucian Freud
Kate Moss y Lucian Freud

Naked Portrait 2002 detalle (Kate Moss)
 La perspectiva es el pintor al frente, ella recostada en la cama; por esta razón las piernas se ven más largas de lo normal en relación al tamaño de la cabeza. El vientre de la delgadísima Kate Moss se ve abultado y pende, por la fuerza de gravedad, hacia el lado izquierdo. Un pliegue de piel se observa debajo del seno derecho y otro más debajo del vientre. La sensación que nos dan estos pliegues, las famosas “lonjitas”, tan odiadas en el mundo de la moda –debo admitir que no sé por qué asociamos lonja y gordura, si aquélla se define, según la RAE, como “cosa larga, ancha y poco gruesa, que se corta o separa de otra”), es mucho más real que si se hubiesen editado en photoshop. En una foto editada vemos engaño; en esta obra de Freud vemos la realidad expuesta sin paliativo, sin adornos, tal cual es.

 Observemos el rostro de Kate Moss: no hay una sola gota de maquillaje. La mirada se dirige al pintor, y los ojos están ligeramente estrábicos. Pero lo mejor del cuadro es, a mi juicio, el sexo. Si observamos con atención veremos cómo de un modo implícito en la composición, Freud nos enseña los genitales de Kate Moss: podemos evocar los labios mayores y claramente podemos ver el clítoris.

Kate Moss vulva clítoris Lucian Freud

 Esta pintura es viva. Al admirarla, casi podemos sentir a Kate Moss; podemos percibir los aromas de su cuerpo, un poco de su sudor, y, desde luego, podemos sentir en la nariz los excitantes olores del sexo femenino. Este retrato de Kate Moss es mucho más rico y fiel a la realidad que muchas de las fotos que han aparecido en las portadas de revistas. Y esta es la magia del arte; la magia de la pintura.

Kate Moss Lucian Freud Subasta Christie's
Postores pujando

Yo prefiero a esta Kate Moss de carne y hueso, de olores, aromas y texturas, de sexo revelado, de cruda realidad, con su clítoris rojo y su vello púbico sin afeitar, a cualquier otra imagen de ella. A fin de cuentas, en doscientos o trescientos años este cuadro será un clásico del siglo XXI. Las portadas de las revistas de moda, quizá nadie las recordará; muy probablemente esas revistas ni siquiera existirán y Calvin Klein no significará nada. Kate Moss se convertirá en un icono del arte, no por su labor como modelo, sino gracias a que Lucian Freud la inmortalizó en este impresionante cuadro.

Reciban todos un abrazo desde México.
Venus ReX.

Kate Moss y Lucian Freud en Londres
Lucian Freud en su estudio
El abuelo Sigmund
Kate Moss posando

jueves, 7 de junio de 2012

Venus Dormida, Delvaux

Erotismo surrealista
La Venus Dormida, de Delvaux

Título: La Venus Dormida.
Autor:  Paul Delvaux (belga, 1897-1994)
Fecha de composición: 1944.
Dimensiones: 173 x 199 cm.
Residencia: The Tate Gallery, Londres.

Queridos amigos:

Les presento una obra surrealista. En esta ocasión he seleccionado uno de los pintores belgas más conocidos del siglo XX, y uno de mis favoritos de esta fascinante corriente. Se trata de Paul Delvaux (1897-1994).



Hablar de surrealismo significa penetrar el mundo de los sueños. Las teorías de Freud al respecto, que mucho influyeron a esta corriente, resultan muy interesantes para poder apreciar mejor a estos pintores. 

Freud
En resumen, Freud sostiene que los sueños son representaciones de deseos, y que son el espejo del subconsciente. Al ser una actividad fuera del control del hombre, los sueños muestran descarnadamente el interior de la persona. Desde luego, estos sueños deben ser sometidos a un análisis para interpretarlos de la mejor manera. Así, si nosotros observamos el arte surrealista, no sólo nos maravillamos ante la maestría y fantasía de los artistas, sino también somos capaces de adentrarnos en su psique. Es como un viaje al interior del alma del pintor.


La Venus Dormida, pintada en 1944, muestra a la diosa que yace sobre un sofá (por cierto, del tipo que usan los psicoanalistas). Sin duda, los demás personajes son producto de la actividad onírica de la diosa. Interpretar este cuadro no resulta fácil. 

Aunque el mismo pintor ha dicho (a propósito de los cuadros en donde aparecen esqueletos) que el esqueleto no quiere simbolizar la muerte, sino la vida, la Venus Dormida nos hace pensar en la seducción de la muerte, o al menos en su inefabilidad, más aún si consideramos a la mujer del sombrero como símbolo de la belleza juvenil. Belleza y muerte se confrontan; están cara a cara. 


Venus misma, aunque la sabemos dormida, se asemeja más a un lánguido cadáver. Pero de algún modo la postura de sus piernas y las delicadas cadencias de su vientre y de su pecho nos remiten a una vitalidad plena, espléndidamente iluminada por la luna. 



Pero la luna es casi nueva. ¿De dónde proviene la luz? En el mundo de los sueños todo es posible. 




A mano derecha hay una mujer desnuda con el brazo levantado. ¿A quién llama? Su mirada es indescifrable. 

Al fondo hay tres mujeres de las cuales no se sabe si danzan o suplican. 

Una cuarta mujer, más atrás, está arrodillada y abraza una columna. Algunos comentaristas han sugerido algún simbolismo fálico.







Más que voluptuosidad, este cuadro nos sugiere misterio. El escenario nos recuerda a Piero della Francesca y sus ciudades ideales. 

Piero della Francesca: Ciudad Ideal

El cuadro mismo es una alucinación ideal. Es un maravilloso mundo de sueños y anhelos, deliciosamente femenino y profundo. Y a propósito de lo femenino (si podemos hablar de un “pintor de lo femenino” en el siglo XX, ése es Delvaux), qué mejor que estas elocuentes líneas de Baudelaire:
La mujer es el ser que proyecta la mayor sombra
y la mayor luz en nuestros sueños. La mujer es fatalmente sugestiva;
vive de una vida distinta de la suya;
vive espiritualmente en las imaginaciones que cultiva y fecunda.

Las mujeres cultivaron y fecundaron la imaginación de este magnífico pintor. Si yo fuera pintor, seguramente serían un pintor de lo femenino. Espero que todos  disfruten esta magnífica obra.

VenuS rEx

miércoles, 9 de noviembre de 2011

No. 66 Cristo Hipercúbico de Dalí. ¿Catolicismo Surrealista? Con Dalí todo es posible.

Título: Cristo Hipercúbico. 
Autor: Salvador Dalí  (español. n. Figueras, 1904-m. Figueras, 1989)
Fecha de composición: 1954.
Dimensiones: No disponibles.
Técnica: Óleo sobre Lienzo.
Residencia: No disponible.



Estimados amigos:

Dalí es una de las principales figuras del arte en el siglo XX. Si consideramos que él y Picasso fueron quizá los pintores más famosos de ese siglo, entonces el lugar de España en las artes plásticas fue de primerísimo nivel. De hecho, desde los grandes pintores barrocos, España no había tenido figuras tan relevantes –Goya es la excepción–.




Dalí sin duda fue un gran genio. Controvertido, cierto, pero a fin de cuentas genio. En un principio irreverente, escéptico, fanfarrón, extravagante, egoísta, loco, pero siempre genial. Esta actitud desafiante le valió amigos y enemigos por doquier. Sabemos, salvo mejor opinión de ustedes, que Dalí fue el pintor surrealista de más peso. Y también sabemos que el surrealismo, en pocas palabras, es Freud llevado al terreno de las artes. Y las ideas de Freud, sexuales a más no poder, repercutieron, no sé si de modo grotesco o sublime, en las obras surrealistas. El contenido erótico de Dalí es intenso, explícito, amenazador. Pero no me voy a referir a ese aspecto. Me voy a referir a una especie de conversión sufrida por nuestro artista. Una conversión extraña, insólita y, dados los antecedentes, casi incomprensible. Dalí fue siempre el escándalo y el dolor de cabeza de los sectores católicos más conservadores. No obstante, a partir de 1949 incursionó en el terreno religioso.

Hay tres obras clave en esta etapa: “La última Cena”, el “Cristo de San Juan de la Cruz”, y el “Cristo Hipercúbico” que ahora presento.




¿Qué podemos pensar de aquel joven Dalí que se mofaba de la religión y ridiculizaba, junto con Buñuel y otros surrealistas, las jerarquías católicas? Y de pronto cambia la actitud. Ahora tenemos un Dalí que habla de “un renacimiento religioso sobre la base de un Catolicismo progresista”. Ahora tenemos un Dalí que pinta Madonnas y Cristos. Ahora tenemos un Dalí cuyo credo artístico reza: “integración, síntesis, cosmogonía, fe”. Increíble viniendo del autor de “Virgen autosodomizada por los cuernos de su propia castidad” (obra que pertenece a la colección Playboy; ¡virgen que, por cierto, representa a su propia hermana!). 
 
 

Increíble si se trata del autor del “Gran Masturbador” (sin comentarios). ¿Qué pasó con Salvador Dalí? Incluso, según una monografía editada por Taschen, en un momento dado llegó a pedir la aprobación del Papa para uno de sus cuadros. ¿Se estaba burlando? Con Dalí nunca se podía saber.

Pero nada de lo dicho importa. Lo que importa es la perfección, la grandeza, la infinita belleza del Cristo Hipercúbico. Un Cristo surrealista. Y es que, a fin de cuentas, si entendemos bien qué significa la palabra “surrealismo”, por lo menos desde el punto de vista etimológico (“sobre la realidad”), y dejamos a un lado todas las ideas freudianas, podemos buscar un término sustituto que se acerque más a nuestros condicionantes culturales: “sobrenatural”. Toda religión está en el ámbito de lo sobrenatural. Por esta razón, vale decir que toda religión es, en cierto sentido, surrealista. Esto lo digo, desde luego, con todo el respeto y cuidado posibles, para evitar malos entendidos. Este Cristo de Dalí es sublime. Pocas las ocasiones en que el genio humano ha sido capaz de captar lo sobrenatural. Y menos aún las ocasiones en que el genio humano ha sido capaz de plasmar lo sobrenatural en un lienzo. Creo que Dalí se acerca mucho, si no es que de hecho alcanza, esta perfección. Por eso el Cristo Hipercúbico maravilla; por eso el Cristo Hipercúbico inspira; por eso el Cristo Hipercúbico conmociona a quien lo ve. Nadie, creyente o ateo, puede permanecer indiferente. ¡Gala en oración es un plus! Magnífica obra.

En fin, un aspecto de la pintura de Dalí que hay que subrayar.

Reciban todos un abrazo!!!!
Venus ReX

miércoles, 26 de octubre de 2011

No. 65 La Jupe Blanche. Balthus: Freud, Platón, Lolita, Nobokov, Impulso Sexual, Erotismo

Título: La Jupe Blanche (La Falda Blanca).


Autor: Baltasar Klossowski de Rola, a. Balthus  (francés. n. París, 1908)


Fecha de composición: 1937.


Dimensiones: 130 X 162  cm.


Técnica: Óleo sobre Lienzo.


Residencia: Zurich, Colección Privada.




El Conde Baltasar Klossowski de Rola, mejor conocido como Balthus, es uno de los pintores del siglo XX que goza de más popularidad. Su lenguaje pictórico es simple, directo y accesible. El tema, siempre recurrente, ha resultado muy atractivo para ciertos sectores del público. Es un caso peculiar, porque el Conde nunca recibió una educación formal en lo que a pintura se refiere. Digamos que era un autodidacta. Pero el joven Conde aprendió muy bien de los antiguos maestros.

Su producción es pequeña y se centra en un tema: el fin de la inocencia. Sabemos, entre otras cosas, que Freud no veía a los niños del todo inocentes, sino inquietantemente sexuales. Podemos resistirnos a creer tales teorías, pero es un hecho que, en algún momento de la adolescencia, ocurre undespertar, lo que Balthus denomina eldespertar de la conciencia sexual. No que los niños no sepan si son hombres o mujereseso lo descubren incluso antes de hablar, sino que, en un momento determinado, los adolescentes ven puesto en movimiento aquel aspecto de su vida que los filósofos antiguos llamaron concupiscencia. Esa fuerza primordial se hace conciente y no en pocas ocasiones llega a tomar control (recordemos elcaballo negrode Platón). Pues bien, es estedespertar, estatoma de conciencia, el tema principal de la obra de Balthus.

Venus Rex

lunes, 17 de enero de 2011

No. 44 Saturno devorando a sus hijos. Goya.

Título: Saturno devorando a su hijo.
Fecha de composición: 1820.
Pintor: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828).
Medidas: 146 x 83 cm.
Residencia: Museo del Prado, Madrid.


Estimados amigos:

Las “pinturas negras” tal vez sean las obras más geniales de Goya. Estas obras también son conocidas como las pinturas de la “Quinta del Sordo” (no confundir con la Quinta Sinfonía de Beethoven, que a fin de cuentas también es la “Quinta del Sordo”), porque, como ustedes sabrán, Goya padeció sordera, además de haber comprado una quinta de descanso a las afueras de Madrid, justo a orillas del Manzanares.

Beethoven
Goya


Pues bien, en esta quinta había dos grandes salas (recordemos que nuestro pintor fue un hombre rico –el arte ya dejaba lo suyo, y lo mismo puede decirse de Beethoven) que fueron decoradas con las famosas “pinturas negras”, catorce en total, fruto del extraño y perverso amalgamiento de locura y genialidad. Ahora les presento el Saturno devorando a su hijo, remembranza del horror arcaico.

El mito dice que Saturno (en griego Crono) castró a su padre, Urano. Temeroso Crono de que a él pudiera ocurrirle algo semejante, devoraba a sus hijos en cuanto nacían. Horrible suerte sufrieron Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón. La madre Rea, cansada de su marido (quien además era su hermano), decidió salvar al nuevo bebé, ni más ni menos que el poderoso Zeus. Ofreció, pues, una piedra al terrible Cronos y éste la devoró pensando que se trataba de su hijo. Zeus fue ocultado y protegido, y con el tiempo creció y se hizo fuerte, hasta que llegó el día de la venganza. Después de beber una pócima, Crono vomitó ilesos a sus hijos. Hubo una guerra, y Zeus, victorioso, instauró el nuevo orden universal.

No hay que extrañarse de Freud cuando nos brinda horrendas explicaciones sobre el origen de la religión, teniendo en cuenta que analizaba y estudiaba estos mitos. Por su parte, Goya nos muestra ese lado oscuro de una humanidad que, para nuestra sorpresa, no ha cambiado mucho desde los viejos tiempos. Los monstruos nunca desaparecen.

Grabado de Goya
¿Qué significa este cuadro? ¿Una alusión a la Inquisición? ¿Un crítica del absolutismo? ¿La razón devorado a sus hijos? Porque en 1820, fecha de composición de esta obra, Fernando VII (el peor rey que ha tenido España) ya estaba en el trono, y con él de vuelta el Absolutismo y la Inquisición. El sueño del iluminismo terminó devorando a sus propios hijos, a través de la guillotina. Goya nos muestra que la razón crea monstruos.

Espero que disfruten esta genial obra. Otro día diré algunas palabras sobre los paralelismos entre Goya y Beethoven, quienes, por cierto, fueron contemporáneos, aunque nunca se conocieron. Pero esta es otra historia.

Reciban todos un saludo afectuoso.

VENUS ReX