Queridos amigos:
Suele ser interesante analizar cómo nos ven los extranjeros. En ocasiones sus juicios son duros e injustos; otras veces minimizan lo que nosotros tenemos por los cielos; hay veces que son fríamente objetivos y esto suele disgustarnos. ¿Quiénes más fríos que los ingleses? ¡Ni siquiera con Reynolds o Turner se entusiasman!
En el Oxford Concise Dictionary of Art & Artists hay una entrada bastante discreta de Frida Kahlo. Nada que no sepamos: su terrible accidente y los dolores que no cesaron hasta su muerte, el tono autobiográfico de sus cuadros, su matrimonio con Diego Rivera (“who was twice her age and twice her size”), los amantes furtivos de cada una de las partes de este matrimonio (es difícil ver cómo Diego podía hacerse de una amante), sus amoríos con Trotsky (no se menciona nada acerca del supuesto lesbianismo de Frida), etcétera. Por lo que toca a su arte, se menciona el marcado surrealismo, el elemento naïve, el rico colorido y la influencia del folklore mexicano. Los cuadros en donde retrata su dolor (físico y psíquico) resultan “narcisistas” y “de pesadilla” (no en tono peyorativo) para los editores del prestigiado diccionario: “Her paintings of her own physical and psychic pain are narcissistic and nightmarish, but also –like her personality– fiery and flamboyant.” También se hace énfasis en una supuesta superioridad artística de su marido (“during her lifetime she was overshadowed by her husband”). ¿Será?
A veces es bueno ver una valoración fría y ajena de aquello que nos entusiasma. Sigo creyendo que Kahlo y Rivera son los mexicanos más universales de todos los tiempos (este tipo de afirmaciones dan risa, pero en ocasiones a uno no le queda más remedio que hacerlas). Podríamos agregar a Sor Juana, a Octavio Paz, a Silvestre Revueltas. Pero lo que distingue a Kahlo de Rivera, Sor Juana, Paz, Revueltas y otros tantos mexicanos universales, es que es la más conocida a nivel mundial. Es la más conocida para el gran público (el público no especializado), gracias al cine. Y este es un servicio que debemos loar y reconocer a Salma Hayek (que en el terreno del pop art –aquí incluyo a los actores y actrices de cine– es, sin duda, la mexicana más universal). La bellísima Salma ha hecho un gran esfuerzo y ha conseguido una película de calidad (que nos guste o no, es otra cosa). Hay que felicitarla. Y ojalá hubiera ganado el Óscar. Hubiese sido una gran satisfacción para ella y para nosotros. Es una buena actriz y tendrá más oportunidades. Pero definitivamente hay que agradecer a esta mujer su labor de difusión masiva de la cultura mexicana.
Volvamos a Frida. Comparto con ustedes dos cuadros fantásticos. Son obras llenas de dolor y desesperación, ambas en la estética surrealista. Estoy seguro que las disfrutarán. Se trata de “Autorretrato” (1947) y “Las dos Fridas” (1939), dos de sus cuadros más conocidos.
Además, como extra bonus, les ofrezco una de las fotos que de ella realizó Manuel Álvarez Bravo durante la década de los 30’s. Sin duda Frida era una mujer muy bella. Pero, para fortuna nuestra, era aún más talentosa.
Reciban todos un abrazo.
VENUS ReX